lunes, 22 de septiembre de 2014

Lo que me ha aportado la moto

Cuando me invitaron a escribir un post en este nuevo blog, me sugirieron que escribiera sobre temas técnicos ya que es un campo con el que me he ganado la vida durante muchos años.
Esa sugerencia me la voy a saltar, de momento, porque me apetece explicar aquí la cantidad de cosas buenas que me ha aportado la moto a mi vida.
Para comenzar desde el principio diré que durante mi adolescencia las motos estuvieron prohibidas en casa. No es que no se pudiera hablar de ellas o ver las carreras los domingos, eso estaba permitido, lo que no estaba permitido era pedir permiso para ir en moto o comprarme una. Se consideraban demasiado peligrosas a pesar de que mi padre había sido motero en sus años mozos. Este hecho me supuso no pocos quebraderos de cabeza ya que todos mis compañeros se desplazaban en moto mientras yo solo podía moverme caminando o en bus.
Una vez cumplidos los 18, pude acceder a mi primera moto. Una Lambretta 150 que disfruté como si de una gran moto japonesa se tratara, aunque me duró dos meses. Por suerte mi padre se dio cuenta de que era verdaderamente una gran pasión lo que yo sentía por las motos y me ayudó economicamente para acceder a una Kawasaki GPX600 de segunda mano.
Aquí se abrió un mundo nuevo para mí ya que no tardé en comenzar a salir en moto con un grupo de un compañero de trabajo. Nuestras salidas se medían por cientos de kms a pesar de vivir en Mallorca. Poco a poco me fui dando cuenta que con aquella gente compartía una gran afición, salidas, cenas, quedadas de madrugada para ver el Gran Premio de Suzuka en el bar de un amigo que abría solo para nosotros. Llegué al punto que ante cualquier problema o contratiempo cogía la moto para ir a dar una buena vuelta yo solo como terapia y puedo garantizar que hoy en día no he encontrado mejor forma de relajarme.
Con los años el círculo de amistades fue creciendo y todas tenían algo que ver con el mundo de la moto. Después de trabajar varios años en trabajos normales decidí que me gustaría aprender mecánica de motos y comencé a trabajar de mozo en un taller muy conocido de Palma. Allí aprendí un montón de cosas pero lo más increíble fue que mi compañero/maestro de mecánica era un habitual de los campeonatos de Supersport. Gracias a él pude aprender a “pilotar” en moto con mucha seguridad y gracias a él también participé en mis primeras carreras de velocidad.
Con veinte y pocos años descubrí el mundo de los viajes en moto al asistir de ayudante a las carreras del antiguo Open Ducados, el que fuera el campeonato de España de velocidad. Yo acudía con mi moto a las diferentes pruebas de la geografía española. Era emocionante circular yo solo por carreteras desconocidas con mi moto y este fue el germen de lo que es mi trabajo hoy en día.
En la actualidad me dedico a hacer de guía y mecánico en mi empresa que se dedica a la organización de viajes en moto y alquiler de motos de gran cilindrada. Puedo decir que soy inmensamente feliz por lo que hago y por lo que me ha aportado el mundo de la motocicleta a mi vida.
He conocido a gente maravillosa, he viajado por sitios que jamás hubiera imaginado en condiciones extremas, y lo he disfrutado!!!
Cada viaje que organizamos es la excusa para conocer a más entusiastas de este mundo.
Gracias a la moto ahora sé para lo que sirvo.
En resumen, jamás podía imaginar durante mi adolescencia que aquello que me fue vetado sería tan importante para mí en mi vida.
Por esto quiero transmitiros que el mundo de la motocicleta puede aportaros mucho siempre que lo tratéis con respeto e ilusión, que investiguéis qué puede hacer vuestras rutas más placenteras, ya sea un grupo de amigos o la equipación necesaria para que esa ruta o viaje sea aún más placentero, el mantenimiento necesario para que vuestra montura esté siempre a punto. El tipo de moto es lo de menos, es más bien la excusa para todo lo demás.